¿El Diezmo Quién debe recibir ?

“Donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.”Hebreos 6:20

Algo que debe quedar bien en claro si queremos caminar en obediencia a Dios es que él no anda atrás de  su dinero, sino del cumplimiento de sus planes.

Recuerde que usted pertenece al linaje de Abraham y él dio el diezmo haciendo que se abrieran las ventanas de los cielos y que fueran derramadas bendiciones sobre su vida. 


Pero ¿A quién le entregó Abraham los diezmos? 

La Palabra nos dice que lo hizo en manos de Melquisedec.  

Mire estos versículos: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo;(Hebreos 7:1-2)
cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;

Ahora Jesús es para nosotros lo que era Melquisedec para Abraham. Tenemos un lugar a dónde ir para ser bendecidos. 

Malaquías 3:10 dice “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa”

¿Qué quiere decir esto? 

Que se necesita el diezmo para que la Palabra de Dios, que es el alimento espiritual, sea extendida. 

Y si usted me pregunta, pero Obispo, ¿a quién debo entregarle el diezmo?

Mire un poquito en Hebreos 7,8 

“Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.” 

¿Le quedó claro? En la tierra lo reciben hombres mortales, los hombres de Dios, su hombre de Dios que puede ser su Pastor, su Obispo. Pero cuando ellos lo reciben en su mano es Jesucristo quien lo está recibiendo en los cielos.

Abraham intercambió bendición. Haga usted lo mismo. Dé su diezmo que es el 10 % de su ingreso y no sólo serán abiertas las ventanas de los cielos para el derramamiento de las bendiciones sino que Dios será el encargado de reprender al devorador y será tierra deseable. 

Pruebe y comprobará que Dios nunca falla. Él es fiel y siempre cumple lo que promete. No se quede con dudas. Créale. Será muy bendecido.

Acérquese a Dios. Permita que Él le dé la vida que usted siempre anheló.

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