sábado, 23 de junio de 2012

Pelea por tu bendición, cada día

Pelea por tu bendición, cada día, no permitas que el ángel se vaya sin bendecirte.

Entonces el ángel le dijo: suéltame, ya salio el sol. Pero Jacob respondió: no te suelto, si no me bendices. Génesis 32:26

Creo que todos hemos escuchado de Jacob, pues es uno de los patriarcas, pero no muchos saben de este capitulo en la vida de Jacob, en este momento estaba siendo perseguido no solo por su hermano gemelo, sino que también esta huyendo de su suegro caminaba sin un rumbo fijo,  talvez esperando que un milagro sucediera en su vida, confiando solo en una promesa que su viejo padre Isaac le había contado, y creyendo en un sueño que hace años mientras también huía de su hermano tuvo en un lugar que llamo betel.Caminaba cansado de que su nombre expresara lo que en realidad era, un engañador y un usurpador.


Una noche, cruzo un arroyo con su familia, entonces alcanza a ver algo entre unos arbustos al otro lado, lo primero que se le vino a la mente fue que quizás era su hermano que lo había alcanzado y que le preparaba una emboscada, pero luego de ver bien, sus ojos y su corazón le dijeron que lo que veía no era algo común, entonces la curiosidad le lleno la mente y pensó: talvez esta es la oportunidad que estaba esperando, y sin pensarlo dos veces cruzo el arroyo, dejo su familia, sus pertenencias atrás y fue tras aquel desconocido que había visto merodeando entre los arbustos, al momento de alcanzarlo, logro ver que aquel personaje no era humano, entonces se acerca, ahora con un poco de temor, y le pregunta: quien eres, a quien buscas, a lo que el ángel solo responde: ya es hora de irme, Jacob no lo puede creer es un ángel de Dios, pero no viene a buscarlo a él, miles de ideas pasan por su cabeza en un segundo, pero al notar que en ángel estaba a punto de marcharse, pensó: que importa si no viene por mi, ya esta aquí y talvez esta oportunidad no la volveré a tener, así que le tomo la pierna a el ángel que ya estaba a punto de despegar y le dijo: bendíceme, el ángel le responde, no puedo bendecirte pues no vine por ti, suéltame, pero Jacob no lo soltó y peleo con fuerzas para poder contenerlo, cuando el ángel vio que no lo soltaba, hirió su muslo, aun así Jacob no lo soltó, entonces el ángel le dijo: suéltame que casi amanece y me tengo que ir, y Jacob herido y cansado le dijo: no te suelto si no me bendices.

Al final el ángel le pregunta: cual es tu nombre, el dice: Jacob, entonces el ángel le dice: ya no será mas tu nombre Jacob, mas Israel serás llamado, y así comienza la historia de Israel y sus doce tribus.

Al igual que Jacob,  talvez tu te encuentras en persecución, que talvez tu pasado te acosa cada día, o talvez alguna maldición generacional te persigue, no permitas que esto te detenga o te haga decaer, no permitas que las circunstancias te hagan desistir, confía en el Señor, que aun que la bendición pareciera que tarda en llegar, confía en que llegara, y si no llega pelea por tu bendición, pelea con todas tus fuerzas y has que día a día el Señor te bendiga, no te dejes vencer por esa herida que tienes aun así, aun cansado, sigue peleando, que el reino solo lo arrebatan los violentos.

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