Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo,
llámenlo mientras está cerca.
llámenlo mientras está cerca.
(Isaías 55:6)
Hay ocasiones en que pareciera que Dios cierra sus oídos
porque Él considera conveniente que experimentemos las consecuencias de
nuestros desvaríos, porque sólo entonces, valoramos la
cercanía de Dios.
Proverbios describe esas ocasiones :
“Por cuanto
llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese,
sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis,
también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere
lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y
vuestra calamidad llegare como un torbellino… Entonces me llamarán, y no
responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto
aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni
quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, comerán del
fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos.” (Pr 1:24-31).
Para decir verdad no es tanto Dios quien se aleja de nosotros, somos
nosotros quienes nos alejamos de Él. Entonces, en efecto, no podrá ser
hallado.De nosotros depende pues que se deje hallar, pese a que su deseo
es tener siempre comunión con nosotros.
La intimidad con Dios debe ser cultivada diariamente. Si la
descuidamos, nos enfriamos y nos será difícil renovar o recuperar la
intimidad perdida. Él se aleja de nosotros porque nosotros nos alejamos
de Él. Pero Santiago dice: “Acercaos al Señor, y Él se acercará a vosotros.”
(St 4:8). Si nos hemos alejado de Él, arrepintámonos de nuestra
tibieza, pidámosle perdón y busquémoslo nuevamente con ansias renovadas,
y Él se dejará hallar como si nunca hubiese cerrado los oídos a nuestra
voz.
Notemos que, según Jeremías, hay una correspondencia semejante
entre el buscar y el hallar, pero él agrega un motivo para que al buscar
siga el hallar: “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”
(Jr 29:13)
Si el hombre no busca a Dios con toda su alma sino
tibiamente, corre peligro de no hallarlo. Pero si lo hace sinceramente,
de cierto lo encontrará.
Que Dios ilumine su entendimiento y que la paz de
nuestro Dios esté para siempre en su corazón.
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