Yo sé que hay momentos en que usted está triste, abatido, cabizbajo, pero enseguida su esposa, su hijo, su madre o cualquier otra persona, o alguna cosa que sucede, hace que usted se alegre. En verdad nos alegramos cuando algo bueno nos sucede, es decir, por alguna razón o motivo nos animamos, levantamos la cabeza, con todo esto, sepa que Dios piensa diferente de nosotros.
Nuestro Señor se alegra por una razón, por un motivo, y por increíble que parezca, Dios no se alegra con la riqueza o el dinero, o con cualquier otro bien material, porque simplemente El es el dueño de todo.
¿Sabe cuál es la alegría y el placer de Dios? Es verlo levantar la cabeza, verlo mirar a la cima y verlo luchando para vencer, porque usted tiene una salida. Tal vez usted piense que no, pero ponga atención, cuando usted deja actuar a Dios, cuando lo deja trabajar a su favor, puede tranquilizarse, porque El no hace nada a medias, después de todo EL es el creador del cielo y de la tierra. Su poder es excesivamente inmenso.
La alegría de Él es que usted pueda creer que todas sus dificultades serán superadas, vencidas y que conquistará sus metas, pues lo dice la Biblia, que la alegría del Señor es nuestra fortaleza. Es fuerte esta palabra, querido amigo lector, querida amiga lectora. La tristeza del Padre Celestial es creer que usted se dio por vencido, se entregó, porque el médico le dijo que no tenía más remedio, o el pastor no pudo ayudarle, o el gerente del banco dice que no es posible o el acreedor lo está presionando. Pero debe saber una cosa, mi hermano, mi hermana, Dios está mandando a decir que la alegría del Señor es nuestra fuerza.
Si usted no se da por vencido, no se desmorona, no desiste, en el momento en que usted llega a su límite, es ese momento, por lo tanto, el exacto momento en que El comienza a actuar a su favor, en que su lucha comienza a ser de Dios y entonces usted podrá apenas insistir en su victoria, porque sus fuerzas se habían agotado, pero Dios comenzó a actuar. Desafortunadamente muchas veces somos engañados o acusados injustamente por personas o grupos, pero si no se olvida de que Dios hará justicia para los que lloran y sufren injusticias, entonces esté en paz porque DIOS está con usted.
Apóstol Valdemiro Santiago
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