lunes, 7 de mayo de 2012

Cuando Dios Te Habla, ¿Cómo Respondes?



“Oye, pueblo mío, y te amonestaré. Israel, si me oyeres, no habrá en ti dios ajeno, ni te inclinarás a dios extraño. Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré. Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel! En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios. Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido, y el tiempo de ellos sería para siempre. Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo, y con miel de la peña les saciaría.

 Dios habló en muchas ocasiones a su amado pueblo de Israel. A través de los profetas les dio claras instrucciones de lo que debían hacer con el fin de obtener las bendiciones que él tenía preparadas para ellos.
En este pasaje, Dios les recuerda que él fue el que los sacó de la esclavitud en la que se encontraban en Egipto. 
Sólo escuchaban su exhortación y la ignoraban, desobedecían, caminaban en sentido contrario al indicado y hacían lo que les venía en gana.
 Por eso Dios decidió apartarse a un lado, y los dejó que siguieran sus propios caminos. No escucharon y “caminaron en sus propios consejos.”

Los resultados son conocidos por todos aquellos que han seguido en la Biblia la historia del pueblo de Israel. El pasaje de hoy termina con una relación de todo lo que Dios tenía preparado para ellos, pero que se perdieron: sus enemigos hubieran sido destruidos o sometidos a ellos; no les hubiese faltado alimento de la mejor calidad, y por siempre hubiera sido su comunión con Dios, y su eterna protección y cuidado.

 En Isaías 48:18, Dios resume todas estas consecuencias:

 “¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar.”

¡Qué tontos, verdad! Cuando pensamos por un momento en lo bien que hubiesen vivido con sólo seguir las instrucciones de Dios . Ahora bien, aquellas mismas instrucciones están vigentes en la actualidad para el pueblo de Dios. 

Dios nos habla ahora por medio de su Palabra, y a través de su Santo Espíritu
Nos habla también a través de otras personas, o por las circunstancias que nos rodean, las cuales él mueve de forma providencial, nos llega incluso a través de textos que alguien nos envía. 
De alguna manera el mensaje divino va a llegar a nosotros, y entonces depende de nosotros seguir las instrucciones y recibir las bendiciones, o desobedecer como los israelitas, y perdernos todas las cosas lindas que nuestro Padre celestial desea darnos.
Hay muchas maneras en las que podemos responder cuando Dios nos habla. Por ejemplo: “No tengo tiempo, estoy muy ocupado”; “Quizás mañana”; “No creo que sea capaz”; “Tengo miedo”; “No quiero”. Cualquiera de estas respuestas nos llevará en el mismo camino de fracaso y desdicha que recorrieron los israelitas.

Si por el contrario, respondemos como el profeta Isaías:“Heme aquí, envíame a mí.” (Isaías 6:8), o como el apóstol Pablo en el camino a Damasco: “Señor ¿qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6), o de cualquier otra forma positiva, con toda seguridad disfrutaremos de una vida de paz, gozo y tranquilidad en la que nuestro Padre celestial nos colmará de todo tipo de bendiciones. Todo depende de la manera en que respondamos.


Que Dios ilumine su entendimiento y que la paz de nuestro Dios esté para siempre en su corazón.

 Iglesia Mundial del Poder de Dios
Av. Lafragua 936, esq. Collado
Col. Zaragoza, Veracruz, Ver,
Tel: (0052) 229291 4158  /  229 130 47 71 
mensajes de texto al 229 279 90 92


 


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